viernes, 20 de diciembre de 2013

Poema del libro Palabras para Sembrar



Sentir la ingratitud
Si al entregar tu vida al bien común 
pensaste que ganabas recompensas 
no esperes recibirlas de la gente
que aún vive y envidia tu existencia. 


Puede ser que la historia en recompensa 

reconozca las cosas ofrecidas
pero será mas tarde que tu vida
cuando otros usen las bases adquiridas. 


Será por eso que quienes mas hicieron 

por libramos de yugos y opresiones 
ni pudieron morir en sus naciones 
ni recibieron gracias de su gente. 

Solo después que el tiempo del viviente 

dejó obras, proezas o el ejemplo
surgieron los congéneres que al hecho 

lo pudieron juzgar para su aprecio. 

Pues la vida es así, ya lo sabemos, 

anacrónicos hechos se registran,
siempre que hay opresión nada se avista 

y al tener libertad, el pueblo grita. 

Solo sufrimos por estar con vida,
por ser sensibles, éticos y honestos 

pero el sufrir es vida y por supuesto 
solo la muerte mata el sufrimiento. 

Y el premio de vivir austeramente, 

de respetar al prójimo y quererlo
no es lo que ofrezcan otros al hacerlo 

sino el sentirse bien, por ejercerlo.




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