miércoles, 19 de septiembre de 2012

Poema del libro Palabras para Sembrar



El diálogo continúa

Fue el médico que se jactó
de tener tantos pacientes
mientras lo oía el dentista
que le observaba los dientes.

Comentó que trabajaba
a destajo, sin parar
pues a veces lo llamaban
de noche, en el hospital.

Pues había casos urgentes
que había que intervenir
y que él era el responsable
de algunos turnos allí.

El dentista ya cansado
de escuchar sobre trabajo
que le sobraba a algunos
y para él era escaso.

Puesto que recién graduado
no había hecho su clientela
pero luchaba muy duro
y atendía para hacerla.

Le dijo al médico de pronto
yo tan sólo sé una cosa:
que cada paciente suyo
lleva muchos míos en la boca.

Cada muela, cada diente
cada colmillo que existe
es paciente potencial
de la boca en la que habite.

Mis clientes son las personas
y mis pacientes los dientes,
por cada cliente de usted
yo tengo muchos pacientes.

-Si usamos ese criterio
olvidando al individuo
yo tendría por pacientes
sólo intestinos o hígados-.

Y el diálogo continuaba
entre estos profesionales
hasta que el joven le dijo
la causa de sus pesares.

Su padre murió de Chagas
allá en el Chaco argentino
dejando sola a su madre
con hijo recién nacido.

Ese hijo, que era él
se hizo hombre en Buenos Aires
donde su madre luchó
para criarlo y educarle.

Hoy, profesional brillante,
con excelente carrera
no gana lo suficiente
ni para bancarla a ella.

Es más, ni siquiera gano
para amortiguar las cuotas
conque comprara el sillón
para atender las personas.

El médico observó al muchacho
con compasión, muy atento
y al mirarlo confesó:
me recuerda a mi hijo muerto.

Ven a yerme al consultorio
quiero continuar el diálogo
y no puedo hacerlo aquí
pues tengo gente esperando.

Y le dio tarjeta en mano
con las horas de consulta
y al otro día el dentista
fue al consultorio, por dudas.

Yo vine doctor a verlo
a pedido de usted mismo
y ahora que estoy aquí
ya ni sé a qué he venido.

Yo sé, le dijo el galeno
y la llamó a Margarita
Era una hija preciosa,
la que otorgaba las citas.

Y le dijo: te presento
a mi hija, es mi familia
ya perdí mujer e hijo.
Anda buscando un dentista.

Ocupate de su boca
luego me pasas la cuenta
espero que en este mes
su boca luzca perfecta.

Yo no sé qué pasó luego,
al final del tratamiento,
pero sé que hubo noviazgo
que terminó en casamiento.

Hoy continúan dialogando
el médico y este dentista
pero él ya es suegro del joven
y viven con Margarita.

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